Miles de personas se reúnen en Montevideo, Buenos Aires y Mendoza para escuchar al élder Soares testificar del Salvador
‘Estudio y reflexiono sobre las Escrituras todos los días, y aprendí a hacerlo de manera constante en mi misión’, dice el élder Ulisses Soares
Miles de personas se reúnen en Montevideo, Buenos Aires y Mendoza para escuchar al élder Soares testificar del Salvador
‘Estudio y reflexiono sobre las Escrituras todos los días, y aprendí a hacerlo de manera constante en mi misión’, dice el élder Ulisses Soares
MENDOZA, Argentina — En una mañana fresca en el lado este de la Cordillera de los Andes, el élder Ulisses Soares, del Cuórum de los Doce Apóstoles, llegó a la conferencia de la Estaca Guaymallén, Argentina esperando la oportunidad de testificar del Salvador por última vez antes de concluir su ministerio de 11 días en Sudamérica.
Hablando en español a los santos en Mendoza el domingo, 11 de junio, su voz se llenó de una poderosa emoción al dar su testimonio de la expiación del Salvador y Su amor por todos los hijos del Padre Celestial, sin importar de dónde sean o dónde se encuentren ahora.
“¿Cómo podemos sentir el amor de Dios más abundantemente en nuestra vida?” preguntó a los asistentes cuya capilla estaba tan llena que se tuvieron que ocupar otros salones del edificio. “Una manera es haciendo convenios con el Señor y honrarlos”.
El élder Soares enseñó sobre las promesas que se hacen al hacer convenios con el Padre Celestial y también habló sobre cómo los convenios ayudan a las personas a parecerse más al Salvador.
“Sin lugar a duda, honrar nuestros convenios con el Señor puede cambiar nuestra relación con Él para siempre”, dijo. “El Señor siempre está presente en la vida de aquellos que guardan sus convenios”.
Como lo hizo a lo largo de este viaje ministerial, el élder Soares animó a las personas a honrar sus convenios porque las bendiciones que Dios promete no están en duda.
“Como pueblo de Dios, debemos hacer convenios y cumplir nuestra parte porque Dios siempre cumplirá la Suya”.
El élder Soares estuvo acompañado en Argentina por su esposa, la hermana Rosana Soares; El élder Alan R. Walker, Setenta Autoridad General y segundo consejero de la presidencia del Área Sudamérica Sur, y su esposa, la hermana Inés Walker.
A principios de la semana, el élder y la hermana Soares se unieron al élder Joaquín E. Costa, Setenta Autoridad General y primer consejero de la presidencia del Área Sudamérica Sur, y su esposa, la hermana Renée Costa, en Montevideo, Uruguay.
Acciones que invitan al Espíritu Santo
El élder Soares constantemente invitó a las personas con las que hablaba a hacer lo necesario para tener la compañía del Espíritu Santo en sus vidas. Alentó la obediencia, el arrepentimiento y el mantenimiento de buenos hábitos espirituales.
Hablando específicamente a los misioneros y jóvenes adultos solteros en las ciudades que visitó, el élder Soares los animó a mantener los hábitos desarrollados mientras prestaban servicio como misioneros.
“Cuando tenemos [al Salvador] en nuestro corazón, siempre sentiremos gozo porque Él es la fuente de todo gozo”, dijo.
Un ejemplo de un hábito es el del estudio de las Escrituras.
“Veinte minutos de estudio después de la misión cada día deben ser tan profundos como lo fueron tres horas de estudio en la misión”.
En Uruguay, la hermana Soares dijo que los buenos hábitos crean una buena defensa espiritual.
“Oren y lean la palabra de Dios todos los días. Estas son armas contra la tentación”, dijo.
El élder Soares dijo que sabe que muchas cosas desvían la atención del Salvador. Dijo que Satanás no quiere misioneros retornados fuertes y enfocados. Eso significa que aquellos que elijan seguir al Salvador deben ejercer su albedrío en rectitud y “elegir eliminar las tentaciones de su vida”.
Durante las sesiones de preguntas y respuestas con audiencias en Chile, Uruguay y Argentina, el élder Soares respondió la misma pregunta sobre situaciones personales que hacen que las personas sientan que no pueden quedarse o regresar a la Iglesia debido a desafíos o errores específicos. Hizo hincapié en los mismos principios para cada grupo.
“No se alejen del evangelio. Un día todas las debilidades serán reparadas”, dijo.
En Buenos Aires, un coro de instituto cantó como himno de apertura “El fuego del Espíritu” de una manera que reverberó en la singular capilla y conmovió tanto al élder Soares que le pidió al coro que lo cantara nuevamente para el himno de clausura al final de la reunión.
Un miembro del coro, Juan Ignacio Abrea, del Barrio Caseros 1 de la Estaca Caseros, Argentina, dijo, “Sentí que el Espíritu me decía ciertas cosas que estaba haciendo bien y otras que debía hacer mejor — aunque no las dijeran en voz alta”.
Abrea dijo que también fue conmovedor escuchar a un apóstol venir hasta Argentina y reforzar los principios del Evangelio como el estudio de las Escrituras y la oración personal. Dijo que esas son dos cosas que quiere hacer mejor.
La miembro del coro Saríah Valle dijo que la parte que más le llamó la atención fue que el evangelio es un evangelio de progreso personal.
“Mañana tengo que tratar de ser mejor de lo que he sido hoy. Pasado mañana, necesito tratar de ser mejor de lo que seré mañana”, dijo. “Y el Señor me va a ayudar si pido ayuda.
Refinar el proceso de enseñanza del evangelio en el hogar
Mientras participaba en un foro en Buenos Aires con líderes de otras religiones, el élder Soares habló sobre la dignidad humana y la necesidad de vivir las verdades eternas.
Cuando visitó Uruguay, compartió un pensamiento similar con los líderes locales de la Iglesia.
“La verdad relativa no puede existir porque la verdad absoluta sí existe”, dijo.
Al abordar las preocupaciones sobre los jóvenes o jóvenes adultos que posponen la decisión sobre el matrimonio, el élder Soares dijo que algunas verdades se pueden enseñar en el hogar de manera más consistente.
“Necesitamos enseñar más sobre el plan de salvación”, dijo el élder Soares.
“A veces, los jóvenes adultos posponen el matrimonio porque no conocen la felicidad que conlleva el matrimonio… Necesitamos darles esa visión”.
Animó a los padres a enseñar acerca de los gozos que provienen del matrimonio y las bendiciones que provienen de sellarse en el templo.
Para los hermanos Victoria y Gabriel Ríos del Barrio Carrasco de la Estaca Montevideo Este, Uruguay, ambos se sintieron inspirados de diferentes maneras.
“Sentí que necesito vivir los mandamientos del evangelio con un propósito más fuerte”, dijo Victoria Ríos. “Necesito leer las Escrituras y transformar mis mañanas en una verdadera experiencia espiritual”.
Su hermano se llevó más bien un cambio de perspectiva personal.
“Cuando estoy teniendo una dificultad o estoy pasando por un desafío, necesito mirarme a mí mismo de la manera en que Dios lo hace sin juzgar por algo que he hecho mal”, dijo.
Como jóvenes adultos, los dos acordaron que crecer juntos como familia no siempre es fácil.
“Puede ser un desafío, pero conocemos el corazón del otro”, dijo Gabriel Ríos. “Sin embargo, es útil saber que todos estamos tratando de seguir los mandamientos”.
La diferencia entre poder y autoridad
El ministerio del élder Soares con los misioneros le permitió dar testimonio de la diferencia que éstos marcaron en su vida cuando su familia conoció el evangelio a través de ellos cuando él era pequeño.
“No recuerdo lo que enseñaron los misioneros, pero recuerdo el sentimiento que tuve, que venía del Espíritu”, dijo sobre esas primeras reuniones misionales en su casa.
“Aparte de la autoridad… el poder es real. … es un don”, dijo el élder Soares mientras leía “Predicad Mi Evangelio”.
El élder Soares habló sobre ser apartado como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles y la autoridad que se obtuvo en ese momento. Dijo que tener la autoridad es solo una parte de su llamamiento.
“Todavía estudio y reflexiono sobre las Escrituras todos los días”, dijo. “Y aprendí a hacerlo de manera constante en mi misión”.
Los hábitos que se forman durante el servicio misional — como la oración personal y el estudio de las Escrituras — son cosas que el élder Soares advirtió a los misioneros que no debían perder al final de sus misiones.
“Si aprenden a enfocarse en [Jesucristo] ahora, tendrán menos desafíos para enfocarse en Él después de la misión”.
“No pierdan el rumbo”, les dijo.
“Todavía tengo muchos años por delante para servir, así que los estaré buscando”, dijo. “Donde sea que nos veamos en el futuro, estaré encantado de escuchar sus experiencias al enfocarse en el Salvador”.
Entre los misioneros que escucharon el mensaje del élder Soares en Mendoza estaban los compañeros el élder Bennett Jensen de Ogden, Utah, y el élder Jayden Burningham de Layton, Utah. Ambos se sintieron energizados por lo que sintieron durante su devocional.
“Me encantó lo que dijo acerca de que el evangelio puede cambiar generaciones”, dijo el élder Jensen. “Sé que mi familia y yo nacimos dentro del evangelio, y me encanta poder compartirlo con otros para que puedan encontrar la paz a través de Jesucristo”.
El élder Burningham dijo que se sintió obligado a llevar algunos de los hábitos que desarrolló en los primeros meses de su misión también en su vida después de la misión.
“Más que nada, el estudio personal”, dijo. “Eso no era un gran enfoque para mí, pero el estudio personal es algo que me ha ayudado a traer el Espíritu a mi vida”.
Dijo que el Espíritu Santo lo ha ayudado a estar lleno del deseo de compartir el evangelio en su misión.
“He sentido un deseo abrumador de ser ese misionero que puede traer a Jesús a la vida de las personas... y un deseo abrumador de ser más como mi Salvador”.